Categoría

Columna, Mujer

Fecha publicación

Empiezo a escribir estas líneas un 15 de agosto de 2023, a las pocas horas de que haya sucedido un hecho histórico en el mundo del fútbol femenino español: hemos pasado por primera vez a la final, siii :),  y con otro hito mundial en el fútbol femenino: la audiencia televisiva. 

Unos datos de audiencia que auspician que para el fútbol femenino ahora sí es cierto que ha llegado su momento, porque si hay audiencia se generan ingresos audiovisuales, y este efecto televisivo motivará el llamamiento a patrocinadores y colaboradores tanto de diversos sectores como de distintos alcances adquisitivos. Todo esto va ahondando en el todo del fútbol femenino: empieza en la categoría profesional en la que esté el primer equipo y recae sobre el resto que compiten en categorías inferiores de un modo u otro,  y no por mera “moda” o como “algo de RSC” como he llegado a escuchar la frase de “por qué colaborar con las féminas…”, sino porque se está convirtiendo en una industria, y por tanto, genera economía. 

Recuerdo charlando con la Presidenta de La Liga F – Beatriz Álvarez – en el World Football Summit del año pasado en Sevilla (septiembre de 2022) o sea, no hace aún tiempo prácticamente, intercambiamos opiniones desde mi experiencia en el mundo del fútbol profesional de un club profesional pero humilde, sobre cuán importante es conseguir interés de audiencia para traer esos derechos audiovisuales que le darían la profesionalización a La Liga F, deseo que tras este mundial así sea. 

Tras permitirme estas líneas, que es lo menos que en un día como hoy puedo dedicarles a todos y todas los que han luchado porque esto suceda, dejo a un lado a las deportistas, y desde mi campo profesional en esta industria del deporte, que ha sido el de la gestión y dirección general de un club de fútbol profesional masculino, militando en LaLiga, os comparto mi experiencia. 

Desde la perspectiva que el transcurso del tiempo te da, estaba centrada en el esfuerzo de conversión de un club recién ascendido al mundo profesional, cumplir reglamentos de TV, infraestructuras, integridad y seguridad, compliance, reglamentos de competiciones, tema económico-financiero, marketing, ticketing, plan de desarrollo y estrategia CVC del club…y además en nuestro primera temporada 2020/2021 con una pandemia que nos tenía confinados y como llamamos en LaLiga en una burbuja, que exigía un protocolo sanitario de alto nivel para que la competición continuara, y ese empleo directo e indirecto que genera LaLiga no se frenará. Creo que la pandemia y la normalización que convive ya en esta generación de jugadores profesionales no nos dejó a ninguna parte de club, ni a la deportiva, ni a la plantilla no deportiva, que tanto teníamos que hacer, pararnos en cuál era el papel de la mujer, en concreto el mío, en el mundo del deporte, sólo trabajar.

Una vez transcurrida esta primera temporada, he de decir que no sé si por lo anteriormente descrito o porque no me sucedió, seguí sin pararme a pensar que era mujer por lo que comenzaron las reuniones, jornadas y asambleas presenciales, y mi experiencia seguía siendo la misma: mi papel era como el de cualquier director/a general de un club. Aquí sí me gustaría señalar que creo firmemente en cómo cada persona se presenta ante los demás, y en cómo se visualiza ante los demás, es por esto por lo que me animé a participar en AEMED, para promover la visibilización de la mujer en la industria del deporte. No he sido de prodigarme en este tema, ya que creo que al estar trabajando en ello de alguna forma ya estás visibilizando a la mujer, pero también me ha sucedido en alguna jornada o charla deportiva que alguien me ha dicho que no sabía que había una mujer, etc…porque existe algo que es objetivo e innegable: datos. Los datos nos dicen que la participación de mujeres en la presidencia y/o dirección de clubes de fútbol profesionales (permitirme que me centré más en esta área del deporte, es en la que me he desarrollado en este sector, aunque es extrapolable al resto de deportes y federaciones deportivas masculinas o femeninas), es mínima e irrisoria. Durante mi experiencia sólo conocí a tres presidentas y una directora general, pero quiero resaltar en mayúsculas que NO SÓLO ES EN LA INDUSTRIA DEL DEPORTE, en casi todos los sectores empresariales y/o industrias la participación de mujeres en consejos de administración y/o dirección general sigue siendo ínfima. 

En mi experiencia profesional contemplé sectores más machistas, que no quiero decir masculinizados, porque mi mundo durante tres años era masculinizado, sí, totalmente, pero no sentí machismo casi nunca (siempre existe la excepción que confirma la regla). 

El papel de la mujer en la industria del deporte tiene aún un gran recorrido que hacer y es que la transformación de nuestro papel vendrá de la transformación cultural, de la transformación de nuestras creencias puesto que somos seres con “memoria genética” que arrastramos de nuestras tradiciones y costumbres de vida desde el paleolítico. Por el año 2005 leí un libro “A la sombra de Lilith” de Carmen Posadas y  Sophie Courgeron, en el que desperté hace casi 20 años a estas diferencias que nos singularizan en género, a esta parte de la historia evolutiva del ser humano, con gran solidez documental y convencidas de que los cambios de roles son posibles. Parte de esta historia evolutiva ha sido real, y otra parte, innegablemente, han sido creencias sobre una “inferioridad natural” de la mujer. 

Siguiendo con el papel de la mujer en la industria del deporte, y volviendo a la actualidad en el tiempo, mujeres en mandos intermedios me he encontrado bastantes, lo que es un dato del avance “evolutivo”. 

¿Qué podríamos hacer para qué el papel de la mujer en la industria del deporte sea significativo? 

ATREVERNOS, debemos de entrar a una reunión o sentarnos una mesa en un mundo masculinizado sin arrastrar complejos, sin parar a pensar si somos mujeres, trabajar y trabajar. Mostrarnos ante los demás compañeros tal y como somos y trabajar en equipo. Nunca he sentido que haya accedido a un puesto de trabajo por ser mujer, ni tampoco he salido por ese motivo. Nunca he entendido el tema de mujeres y hombres como una lucha, y así lo he manifestado en reiteradas ocasiones. Y es más fácil para este campo de la industria del deporte, el de la gestión y dirección que, para las deportistas profesionales, porque ellas deben crear ese activo que poder gestionar y dirigir, y para ello hemos necesitado ese avance “evolutivo”, ese despertar tanto de mujeres como de hombres de sentarse a ver un partido de fútbol femenino, generando así economía. 

Que siempre exista algo que nos inquiete y que nos haga movernos, pero no porque seamos mujeres o seamos hombres, sino porque el ser humano crece y evoluciona cuando es inquieto y curioso. 

Rebeca García.